6 de octubre de 1936, a su madre
Mi querida madre:
Acabo de recibir su postal de fecha 3, y me extraña no haya recibido mi carta de fecha 30 del pasado, si no recuerdo mal. Supongo que ya tendrán en su poder esta última de que le hablo, y que el retraso será debido a dificultades del dador.
Me alegro que sigan buenos. Yo también estoy bien de salud, aunque, como comprenderá, no es esto lo que más nos interesa y por ello renuevo mi confianza en Dios, y no quiero dudar que usted hará lo propio para el mismo fin.
Tal vez la Sra. María pudiera darles algo más exacto, ya que le será más fácil, o también probabilidad de interesar de algún modo. Si lo creen oportuno y les es cómodo, podrían intentarlo.
Espero que al recibo de esta contesten en seguida a las dos cartas, y me digan el motivo que puedan descubrir del retraso.
Yo trato cada momento, por los medios a mi alcance, de ponerme en las mejores condiciones para ser acepto a Dios, no porque pierda la esperanza, sino porque sería locura no aprovechar todas las ocasiones; y aunque sé que no me olvidan y harán cuanto crean mejor, no por ello dejo de recomendarles mucha constancia y mucha fe; y como nuestra vida está en las manos de Dios, siempre será permisión suya cuanto pueda pasar y debemos aceptarlo de antemano.
Confío en que cumpliría con detalle los encargos que le hice en una de mis anteriores y que me contestarán a la última pronto y sin descuidos.
No olvidemos que a nosotros nos interesa sobre todo la salvación y hemos de tener ánimo para no faltar a nuestro ideal. Mucho ánimo, pues Dios dará lo demás.
Aquí salimos de la habitación, que llaman brigada, a las ocho de la mañana, aunque yo me levanto de cinco y media a seis. En el patio estamos hasta las seis de la tarde, y en él hacemos las tres comidas, que están bastante bien. Durante ese tiempo se hacen las limpiezas por los señalados, y todo lo demás que sea preciso. Ese tiempo ya supondrán cómo lo empleamos caso todos nosotros.
No recuerdo de momento nada que añadir. Les recomiendo mucho ánimo y que no se extrañen de nada de lo que pueda pasar, y roguemos constantemente a Dios no nos olvide.
Muchos recuerdos a todos mis hermanas, a Bautista y María Vicenta y sabe que no le olvida su hijo.
Vicente Murcia, 6 octubre 1936
7 de octubre de 1936, a su madre
Murcia, 7 de octubre 1936
Mi querida madre y hermanos:
Deseo que se encuentren sin novedad. Yo sigo bien. También creo que habrán ya recibido todas mis anteriores, y que cuando me contesten, me dirán que es así.
Me dice el compañero si es que la carta la trae alguien del auto, y se descuida alguna vez, pues creemos que debería llegar antes.
Si acaso ocurre ahí alguna novedad en la vida ordinaria, más ocupaciones o trabajo, me lo dice. Yo espero que la salud de todos no habrá empeorado, así como lo demás seguirá lo mismo.
Sé que han llegado a alguno de los pueblos vecinos niños de algún otro sitio, al objeto de colocarlos en las casas particulares. Si saben algo, ya me lo dirán. También deseo que el pequeño se encuentre bien, lo mismo que sus padres, pues aunque por la época en que estamos no faltarán trabajos, tendrán el ánimo conveniente para pasar como siempre todas las contrariedades.
Como siempre, les recomiendo sigan en sus oraciones y tengan mucho ánimo y fortaleza, pues así todo será más llevadero.
Espero la suya en que me diga si recibió las anteriores que le indico.
Muchos recuerdos a todos, que no me olviden, y usted sabe le quiere su hijo.
Vicente
14 de octubre de 1936, a su madre
Sra. Dña. Teresa Ferragud
Mi querida madre:
Espero que llegará esta a sus manos el día de su santo, y que ese día lo pase con paz y tranquilidad.
Ya recibí la contestación después de la postal en que decía no haber recibido nada de mi, y ahora esperaba que llegase la suya, puesto que yo mandadas dos detrás de la última suya, cuando pueda y lleguen ya me contestará a ellas.
Dese me diga si queda en el pueblo alguno de los amigos del Sr. Niclós, o si todos tuvieron que salir a sus asuntos de viaje, sin que al presente haya regresado ninguno. Tal vez hayan llegado también a ese pueblo, varios forasteros ya niños o mayores con motivo de higiene; pues si es así, ya me lo dirá.
Como supondrá, yo sigo lo mismo, o sea, sin saber nada, de aquí el que le pregunte algo; pues únicamente de las cartas de algún compañero deducimos algo.
El tío Pere o alguno de su pueblo ha llegado por ahí con motivo de algo. Como su pueblo no es muy grande, es fácil necesitare de algo que adquirir para él u otro de sus conocido. Si de estos o de sus antiguos familiares le ha dicho alguna novedad que valga la pena, ya me la podría comunicar.
Como dicho señor quería volver al fin a la compañía de sus antiguos amigos, pudiera haberlo intentado en esta ocasión. También si ahí se puede vivir con tranquilidad en sus negocios y vecinos con aquellos individuos.
Espero que no tarde mucho la suya, y que me diga cuanto le indiqué en mis anteriores y en esta.
¿Conozco yo a alguno de los que forman el Comité de ahí? ¿Son tal vez los mismos que ocupaban antes los primeros cargos? Además, deben de haber colocado sus centros en lugares convenientes, como en los demás sitios, y eso ya séra conocido de usted.
Espero que siga toda la familia bien, y que me diga si ya hizo lo que encargué a
Bautista en una de mis anteriores. Ya veremos si usted me contesta a todo.
Nada más puedo decirle. Muchos recuerdos, y sepa que no la olvida su hijo.
Vicente
Murcia, 14 octubre 1936