María Teresa y sus hijas Mártires
Cartas – María Jesús Masiá

Cartas – María Jesús Masiá

María Teresa y sus hijas mártires - Beata María Jesús Masià - Parroquia San Pio X Algemesí Valencia España

Cartas de Sor María Jesús Masiá

10 de octubre de 1920, a su madre y hermana

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Capuchinas de Agullent

Mi muy querida madre y hermana: 

La presente sirve para enviarle la más cariñosa felicitación para el día de su santo, la gloriosa santa Teresa, y quiero y así se lo pido, que en ese día se luzca en usted, derramando bendiciones y gracias sin parar, porque como está en el cielo, todo lo que quiere puede. Yo haré todo cuanto pueda de bueno por usted. Ya tengo muchas religiosas que el día de santa Teresa era todo para usted, comunión y todo cuanto hagan, para que el Señor le conceda sus deseos aquí en la tierra, de vernos aquí bien fervorosas, sirviendo al Señor y ganando muchas almas, como dice D. Bernardo. Hay, qué tres días hemos pasado; yo he disfrutado mucho de ver con qué facilidad damos gusto a Jesús, y ahí está la santidad, en saber lo que quiere y lo sabemos y es muy fácil de dar: es amor. Sí, amemos a Jesús mucho y dejémosle obrar libremente.

Usted, madre, encomiéndeme mucho a Jesús, porque quiero ser santa y cada día me encuentro más llena de defectos y mal genio, y pienso yo que si ahora que me hago vieja soy así, ¿qué haré cuando lo sea más?

Tengo mucha envídia a Benina Consolata. Usted ya la conoce, de ella nos ha hablado mucho D. Bernardo.  Mucho le diría, pero son las 5 y me voy al coro, a ver lo que me dice Jesús, o yo se lo diré a Él.

De Vicente no sé ahora nada. Mañana le escribiré, para su día.

Madre, de todo lo que nos ha mandado yo le doy las gracias y el Señor que se lo aumente de Gloria.

A todos les dará mis recuerdos, y usted los recibirá de la madre Abadesa y de la madre Vicaria y comunidad, y de su hija, que le ama mucho.  Sor María Jesús

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23 de agosto de 1931, a su madre y hermanos

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Capuchinas Agullent

23 Agosto 1931

Mi muy querida madre y hermanos: 

Como escribimos a Serafín, al mismo tiempo le escribo a usted, y así se enterarán de lo que le decimos, pues gracias a Dios tal vez llegaremos a tiempo para arreglar lo de las misas, eso lo dice Serafín, ya veremos. No sé si usted estaría ya enterada, y si algo supiéramos, ya se lo diremos.

También quiero que escriba Felicidad, y me diga qué es lo que quiere que le recoja del armario del “terrat”, porque si yo cargo con cosas que ella no quiere, ¿para qué trabajar? Yo voy allí y todos los moldes me gustan, porque veo con qué facilidad lo hace. Yo pienso en traer los moldes de los niños y los que tiene de cera hechos, y tú dilo. Más vale que se quede todo recogido, que no otro atropello, como el que tuviste. Y me dirás si la madre está buena y qué hace, y si a ti te prueba o estás lo mates; mira, aún faltan 18 monjas. Dale un recadito a Consuelo y dime si está buena; aquí estamos bastante bien, pero sin agua. Están cavando para sacar más, y Dios que haga que no pierdan la poca que teníamos en la acequia.

Como tú sabes que se hacían animalitos, pues  ahora más y más grandes, que da mucha aprensión;  que todo sirva de penitencia, y que Dios lo arregle todo, porque esto no es vivir.

Tú cuéntamelo todo, que yo a la otra te diré más, es que no tengo papel. Cuida de la madre. Adiós.

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19 de junio de 1932, a su hermano

Pobres Capuchinas Agullent

 19-6-1932

Queridísimo hermano Juan Bautista en el amor misericordioso de Cristo Rey:

Miles de felicidades en el día de tu santo, en el que te deseo aumentos de gracia y mucha salud para que puedas celebrarlo en compañía de toda la familia por muchos años.

Estamos conformes en que la tía y su hija vengan cuando quieran. Si lo supiéramos, mandaríamos aunque sea un chiquito.

Mis saludos a toda la familia y ya sabes que no te olvidan tus dos hermanas

Sor María Jesús

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28 de octubre de 1934, a sus hermanos

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Capuchinas de Agullent

28 de Octubre 1934

Mis queridísimos hermanos Bautista y Purificación: 

Con mucha alegría, y al mismo tiempo con mucha pena, de ver la situación en que se encuentra Bautista, y qué días tan amargos habéis pasado. Pobrecito mío, tú sufriendo tan cruda operación. No te puedes figurar lo que hemos sentido. Nos faltan palabras para expresar la pena que tenemos de que estés así, pero cueste lo que cueste, que te lo arreglen bien cuando sea hora. Y qué días hemos pasado esperando notícias de ti. No sabíamos la dirección, y le escribimos a Josefa Ramona y a la madre, y las dos contestaron. Pero,¡ay, qué pena! Yo no te lo puedo decir, no sabía lo que me pasaba. Me fui a la tribuna, y con todo el fervor de mi alma le dije al Santísimo Cristo de la salud que ya que había permitido tal desgracia, que por amor a la Santísima Virgen, su Madre, te concediera la salud y que te curaras pronto y bien. La madre Abadesa lo ha tomado con mucho interés. Me decía ella, y logré como cosa mía, hemos hecho en comunidad 3 novenas a la Santísima Virgen y muchas rogativas. Y con qué fervor, toda la comunidad. Ahora he conocido lo mucho que aprecian a Bautista, pero él todo se lo merece, y qué deseos tengo de que esté bien del todo.

Mi pensamiento siempre está ahí en vosotras, y como no puedo ayudaros en nada corporal, mando a los ángeles que os consuelen y ayuden en todo.

Y la pobre Mª Vicenta, y cuánto me acuerdo yo de ella. Dios la quiere mucho, pues aún no había pasado una pena, ya tiene otra. Cuidad mucho de Bautista y, tanto tú como Purificación, no os descuidéis porque habréis sufrido mucho. 

Y el niño, no lo pierdas de vista. El otro día nos dijeron que los malos sacaron los ojos a más de 20 niños, y yo dije ahora había de estar por la calle la niñera con el nuestro, y pasarle alguna cosa. Y la madre Abadesa me dijo, aunque Purificación y Mª Vicenta estén con Bautista, está Consuelo que cuidará de Juanito como cosa suya, y sí que lo creo así. Que cuide de todos, que nosotras la miramos como cosa de familia, y el Señor se lo recompensará en esta y en la otra vida. 

Me despido. Que os animéis mucho y os cuidéis, y como vamos a entrar en Cuaresma, nosotras no podremos escribir a no ser muy preciso. Pero no dejes de manifestar el estado de Bautista, porque de otro modo sufriremos mucho.

Recibiréis los recuerdos de la madre Abadesa y comunidad, los que participaréis a la madre cuando lleguéis a casa, que la pobrecita ha sufrido muchísimo y tendrá grande alegría al ver entrar a Bautista. Pues adiós, queridos hermanos. Recibid un abrazo de esta vuestra hermana, que no os olvida y os quiere de verdad.

Sor María Jesús

(Posdata:)

Besos a mi Juanito, Consuelo y niñera. Cuidad del niño

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1935, a sus hermanos

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Capuchinas Agullent,

1935

Mis queridos hermanos Bautista, Purificación y demás familia:

Recibimos a su debido tiempo la carta de Bautista, la que guardamos como recuerdo; muchísimo ha sufrido, y tú Purificación y Mª Vicenta, de verlo padecer, pues la madre en casa no sé como lo ha podido sobrellevar y sin verle, en tanto que te quiere el Señor, que lo recompense todo de Gloria.

Como se acerca el día de la Purificación, como una muestra de cariño le mando estas letritas, que la Santísima Virgen la colme de sus gracias y en retorno del calvario que has pasado con la enfermedad de Bautista, te sea un principio de una santidad eminentísima y que la Virgen acabe de poner bueno a Bautista, y todos en santa alegría pasar cuarteto muchísimos años, disfrutando de Juanito, que ya dará gusto con su “teta”, que todo lo querrá decir “teta”.

Te voy a pedir una cosa, y es que tengo necesidad de un velo pequeño, si tuvieras una bata o un vestido de María Vicenta viejo de allí, me lo haría, porque nuevo me da lástima. Ya lo verás, ya sabes que si tienes que dar algo de ropa y más si es negro, primero somos nosotras, y ya te diré para qué la quiero. 

Cuida mucho de la madre. Entérate si come o tiene frío. Hazla cuidar, porque siendo tan vieja, necesita de mucho abrigo y no descuidarse en el alimento. Tengo muchos deseos de veros a todos. A ver si al verano ya puedes venir y contarlo todo. Yo tengo mucho que deciros y por escrito no puede ser. De Serafín, desde antes de Navidad que no sé nada. Recuerdo de la madre Abadesa y comunidad, los que participarás a la madre y María Vicenta, Consuelo y vosotros. Ya sabes cuánto os ama tu hermana. 

Sor María Jesús Masiá

(Posdata:)

A mi Juanito muchos besos, tengo muchos deseos de verle. 

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De marzo a junio de 1936, a su hermanita Josefa

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Amado sea Jesucristo

Mi estimada hermanita Josefa: 

Tengo muchas cosas que decirte, pero te diré cuanto pueda. Tengo deseos de verte; muchas monjitas me preguntan por ti, quieren verte y hablarte. Yo necesito que me digas cómo hacéis las albas rizadas sin planchar, que a nosotras nos cuesta mucho el plancharlas, y con los dedos rizarlas, y eso es pesado, y saber de tu convento. Hace unos días vino una familia del retal, y habían visto a tu superiora, pero no dijeron nada interesante.

También te digo que este viaje que el hermano Pedro hace ahora…, es que un cuñado de mi madre Abadesa es comerciante de todo grano y tiene su corredor en muchos pueblos, y también tiene en Algemesí, ymanda sucamión y a veces hace 23 viajes. Así que se ha ofrecido a traeros todo cuanto nos den, y como el hermano Pedro se ha hecho tan viejo y en los tiempos que atravesamos no tenemos para hacer gastos, así que ese buen hombre traerá al hermano y lo que le den. Esto, que no lo lea ni lo sepa sor Felicidad. A la madre y a Purificación se lo dices, que ellas sí que conocerán quién es el marido de Concha, que están muy bien y nos quieren hacer esa caridad de traernos a casa lo que nos den.

También le dirás a la madre que el arroz está ya de “remat”, no compre mucho. 50 kilos, porque si hubiera alguna cosa. Y usted madre haga lo que le parezca, y millones de gracias de todo, y el Señor que le aumente los bienes en la tierra y después en la Gloria.

Josefa, debes estar muy delgada y tener muy mal color, porque todos los que me hablan de ti me lo dicen. Dime, ¿es que sufres mucho? Y ¿por qué es, por estar fuera del convento o por la enfermedad de sor Felicidad? Yo tengo deseos de saberlo. Así te ruego me lo escribas cuanto antes, porque todos los que me hablan de ti me lo dicen, que estás tan delgada y tienes tan mal color. Cuéntame todo cuanto te pasa, y ahora puedes. Sólo lo tiene que saber la madre Abadesa, y es de mi confianza. Tú ya sabes que en la religión todas nos queremos, pero unas más que otras nos inspiran más confianza y más amor, y eso no es pecado. Sor Felicidad, si estuviera buena, ella te lo explicaría, pero no estando, no conviene que lea esto. Sólo para ti, porque si supiera que yo estoy contenta, tendría más pena. Porque mi pena solo es su enfermedad; no tengo alegría, siempre la tengo en la memoria, no sé a qué santo dirigirme para pedirle la salud. Lee la cartita de la madre y únete para pedir a Dios por ella.

A ver si me lo cuentas todo. Dime cómo está la madre, cuidadla mucho, porque hace calor y puede perder el apetito, y mirad lo que come. Estad sobre ella de noche y de día, porque ya sabes que no tenemos otra cosa en el mundo de más estima.

Muchos recuerdos de mi madre Abadesa y comunidad; los participarás a toda la familia, a Bautista, que tengo muchos deseos de que venga, pues ya sabes, la madre Abadesa ya te ha puesto cama en la primera habitación, para que con más facilidad puedas descansar, ya lo tenemos todo prevenido. 

Tengo deseos de ver a todos, a mi Juanito, muchos besos; Purificación, ¿cuándo te hablaré? Adiós, queridas hermanas, mucho os quiero, Josefa, Purificación.

Sor María Jesús

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11 de junio de 1936

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Capuchinas Agullent

11 de Junio de 1936

Mi querida madre y hermanos: 

Dos letritas para decirle que hemos recibido la harina y el salvado o “morret”. El Señor se lo pague en aumentos de bienes espirituales y también materiales, que todo es preciso para vivir.

A la señora Teresa ya le escribirá la Madre, y usted se la dará. Estamos muy agradecidas. Dele las gracias de mi parte. A Serafín le escribí estos días. Aquí  todo sigue lo mismo, aunque el mal está muy cerca.

En Albaida hace dos días me dijeron que salieron a garrotazos, pues hay muchos comunistas, y a los ricos los encierran en la cárcel. Ya ve, no sé cómo vamos a quedar.

La toca y mantilla que pedía sor Verónica es por si tenemos que estar algún día fuera, para hacernos velo  pequeño que yo no tengo, pero quiero la mantilla de María Vicenta. Eso no digo que suceda, pero nosotras -ya lo saben- a donde tengamos que ir, estaremos bien. 

Cuando traigan los dos sacos, desháganlos, no sea que las mantas se polillen. 

Recuerdos de la reverenda madre Abadesa y comunidad, los que participa para toda la familia, Bautista, Purificación, Josefa y Felicidad y María Vicenta, y muchos besos para mi Juanín, que pronto será su santo. 

Adiós, querida madre, reciba un fuerte abrazo de esta su hija, que de todo corazón le ama y nunca le olvida. 

Sor María Jesús Masiá