Cartas de María Teresa Ferragud
4 de junio de 1936, de la madre, no autógrafa
Alabado sea el Santísimo Sacramento
Algemesí, 4 de Junio de 1936
Mis queridas hijas:
Deseo que os halléis bien de salud. Nosotras estamos bien, gracias a Dios.
La presente es para deciros que en Algemesí todo está tranquilo, gracias al Señor, y como en Alzira y demás pueblos de alrededor han quemado todas la Iglesias, tienen que venir aquí a recibir los santos sacramentos, y da mucha lástima ver a la pobre gente que todos los días vienen para oír misa y recibir la primera comunión los niños, y también para casarse, y muchos sacerdotes vienen para celebrar.
En fin, que estamos en lo mejorcito de todos los pueblos de este corro, pero habéis de saber que se trabaja mucho y hay mucha vigilancia para conservar el orden y todos los de la derecha están muy unidos para defender, y con la gracia de Dios y la protección de la Virgen de la Salud, esperamos que no pase nada.
Os envío 50 quilos de morret, y con María, el hermano de Concepcioneta, os enviamos 10 kilos de harina. Ellos dicen que van el lunes, y el martes ya lo tendréis. Vosotras no os preocupéis de nada, que ya lo arreglaremos todo.
Serafín nos ha escrito, dice que está bien y que allí no ha pasado nada, veremos si viene.
Recibid los recuerdos de sor Felicidad y de sor Purificación
Notas a sus hijas, sin fecha
Mis queridas hijas: os escribo estas letras para deciros lo que pasó, pues Bautista en su casa, vino el que ves y el lunes fue a Valencia para que lo viera el médico [no se entienden estas palabras, ni la sintaxis de la frase] se acostumbre, pues el niño está gordo, hace frío. Lo que os haga falta, lo decís.
Aquí también hemos tenido ejercicios esta semana y el domingo se acabaron.
Teresa Ferragud
Para qué fin fue creado el hombre. La vida natural es la de los apetitos; vida sobrenatural: mortificar los sentidos, y al mortificarlos sale la vida del Espíritu Santo, siempre está amando, el Espíritu Santo siempre está llamando. Los sentidos, los que no operen a la gracia, aunque vayan al cielo, allí tendrán una tristeza por las gracias desperdiciadas. Vida cristiana es la mortificación, muriendo, resucitando la vida de la gracia. […]
Hay almas que si no tienen alguna tribulación, algún sufrimiento todos los días, están descontentas, por no poder ofrecer a Dios. Donde hay apegos, amor propio y otra cosita más, no puede entrar el Espíritu Santo. Él llama a todos, si son fieles, a la gracia. Se siente en el corazón. Aunque te pinchan, primero que hablar una palabra desconcertada, oración y penitencia juntas siempre.