María Teresa y sus hijas Mártires
De Fray Serafín a sus hermanas

De Fray Serafín a sus hermanas

4 de septiembre de 1935, a su hermana

Reverenda Madre Abadesa de Capuchinas

Agullent

Recibí contestación de mis superiores y nos parece lo mejor que, primeramente, usted exponga al Sr. Visitador el estado actual en que se encuentra mi hermana con toda clase de detalles, indicando la imposibilidad de seguir una vida normal de Comunidad, así como también que es muy fácil que siguiendo igual, mi hermana perdiese el juicio. 

Puede indicar que a usted le parece que con una salida temporal de la interesada, evitaría las dificultades de la Comunidad, sabiendo, desde luego, que la familia está dispuesta a recibirla. Que a pesar de su mal, que la religiosa tiene vocación y que es sólo una debilidad mental extraordinaria la que la ha llevado a esos extremos.

En fin, usted haga lo que crea más conveniente para el caso, y que crea pueda determinar mejor al Sr. Visitador a conceder el permiso. 

De la contestación que usted reciba del Sr. Visitador, me manda a mí a Totana en carta una relación, que según lo que diga hacemos luego. 

La carta que yo mandé desde ahí sí que llegó, así que pongan clara la dirección y, a ser posible, que vaya la persona directamente a depositarla en el buzón, pues creo que lo pasado debe ser descuido. Pero si usted cree mejor mandarla por otro conducto mejor, lo hace. De todos modos, si no contesto pronto es que no he recibido nada. 

Le ruego también que de paso me indique lo que note anormal en mi hermana,

para que yo con mis cartas trate de ir facilitándole la vida. 

Yo vuelvo a Totana porque me lo dicen así los Superiores, y estos de ahora son muy exigentes. Yo trataré de no abandonar este asunto hasta que convenga. 

Rogándole perdone esta molestia, quedo afectuoso en Jesús y María. 

P. Serafín de Algemesí

Algemesí, 4 de septiembre 1935

María Teresa y sus Hijas Mártires - Parroquia San Pio X de Algemesí Valencia - cartas separador

28 de abril de 1936, a sus hermanas

Mis queridas hermanas: 

Recibí la vuestra del 19 de abril. Por aquí sigo bien y la población se mantiene bastante tranquila. No creo que nos resulte nada bueno de este gobierno que padecemos, y todos esperamos algo muy grave. Aunque los periódicos no digan nada, todos los días se repiten los desastres por las distintas capitales. Ahora con la elección del nuevo presidente se verá claramente la decisión que con nosotros van a tomar, y que se detienen por no escamar más al público. 

De casa supe que seguían bien, en lo que cabe, ya que es tontería suponer que en alguna parte pueda haber bienestar completo. Creo que poniendo la dirección de la última carta que me habéis mandado llegarán todas, y procurando además de que se depositen en el buzón.           

Me parece que nos debemos prevenir para grandes cosas, que no serán ciertamente agradables, y no nos hagamos ilusiones, pues ya sería demasiada tontería, así que sea lo que Dios quiera, o mejor, lo que Dios permita, porque querer, de seguro que no querrá nada de todo lo que probablemente se nos avecina. Tratemos de sacarle a los momentos presentes todo lo que de provecho al alma puede darnos, y que será lo único que permanecerá invulnerable en toda ocasión.

Deseo que sigáis bien, y que pidáis a Dios para que nos dé el valor y conocimiento que en cada caso nos haga falta. 

Muchos recuerdos y quedo afectuoso. 

Serafín

Totana, 28 abril 1936

María Teresa y sus Hijas Mártires - Parroquia San Pio X de Algemesí Valencia - cartas separador

30 de agosto de 1937, a su hermana

Sra. Purificación Masiá

Mi querida hermana: 

Ayer día 29 recibí la tuya del 24, y supongo que seguirán las comunicaciones. Por ella veo que sigues bien así como la familia. Yo por ahora me encuentro también en buen estado de salud. 

Espero que al contestarme puedes escribir una carta e incluirme un par de sobres -papel tengo-, aunque estén doblados, con algunos sellos, pues hay mucha dificultad para adquirir postales. Todavía no puedo adelantar nada acerca de mi asunto, son cosas que se llevan con mucha calma y me encuentro con paciencia para todo lo que sea necesario. 

Ya sé que quedamos solos; pero no me falta el ánimo y espero que desde allí las cinco que se fueron no nos dejarán en olvido. 

Pregunté por si había algún muchacho del pueblo, pues creí que habiendo de los pueblos vecinos, también pudiese tocarle en suerte a alguno de por ahí.

Deseo que te conserves bien, así como Bautista, María Vicenta y el niño, y sabe no te olvida tu hermano.

Vicente

30- agosto 37