El Sagrado Corazón de Jesús se dirige a la reverenda madre Priora para consolarla
Mucho tiempo que deseo
entablar conversación
con ti mi querida esposa y
abrirte mi corazón.
Pero quería verte sola
retirada en la oración
para que con la quietud tú
escucharas mi voz.
Estás muy triste, hija mía
te veo a veces llorar
metida con mil asuntos
trabajando sin parar.
Y veo que tanto peso tú
no puedes soportar
y como esposo fiel y amante
yo te quiero descansar.
Deja el gobierno en mis manos
con toda seguridad
que no le hará falta nada
a esta Comunidad.
Por lo mucho que te amo
te digo mi voluntad
que yo seré el Procurador
de esta Comunidad.
Confía en mi providencia
que no se puede olvidar
de sus esposas queridas
que viven en soledad.
Pero deseo que vengas
que me cuentes tu dolor
pidiéndome que te asista
en toda tribulación.
Dime tus necesidades
con toda sinceridad
porque puedo socorrerte
y te quiero consolar.
Pero tengo en ti una queja
y te diré la razón
y es que tienes poca fe
en mi amante corazón.
Te veo preocupada
derramada en lo exterior
buscando en las criaturas
el amparo y su favor.
Esto me disgusta mucho,
hija de mi corazón,
ver que entre las criaturas
buscas tu consolación.
Con esto me manifiestas
que me tienes poco amor
y pierdes la confianza
que ha de haber entre los dos.
Esto que te digo ahora
no creas que es reprensión
si no una queja amorosa
que te da mi corazón.
Si con preferencia me amas,
que así es tu obligación,
como esposa la más fiel
me abrirás tu corazón.
Entonces disfrutaremos
de íntima comunicación
tú exponiéndome tus penas
yo consolando tu aflicción.
Si de ese modo te portas
en el día del dolor
tendrás asilo seguro
dentro de mi corazón.
¿Qué te parece, hija mía
si te tengo grande amor
y cuido yo de mi esposa
en toda tribulación?
Y puedes dormir tranquila
confiando en mi bondad
que yo velaré sobre ti
y esta Comunidad.
Si de ese modo lo haces
por experiencia verás,
las gracias y bendiciones
lloverán sobre la Comunidad.
La Comunidad que se deja
de mis manos gobernar
es la que vive más tranquila
y en bienes abunda más.
Tú tienes que ser toda mía
tus hijas también lo son
y así viviremos juntos
en un solo corazón.
Y en los días de la prueba
no me ofendas con dudar
confía, ten mucha fe
que yo devolveré la paz.
De ti quiero mucha fe,
que crezcas en humildad,
y sobre todo en amor
que en esta casa ha de reinar.
Cuida muy bien de tus hijas
no decaigan del fervor
y vigila la observancia
corrigiendo con amor.
Guarda mucha gravedad,
humildad de corazón
con una modestia grata
que cautive el corazón.
Conversación de seglares
procura bien de evitar
y a la reja nunca vayas
sin grande necesidad.
De la Clausura en afuera
no tengas familiaridad
y así verás cómo al mundo
más respeto causarás.
Nada de lo que pase
en casa cuidarás no salga fuera
y de ese modo reinará
la unión y paz verdadera.
Y la que en esto faltare
castígala con rigor
y así restablecerás
el primitivo fervor.
Da buen ejemplo a tus hijas
en retiro y oración
que crezcan las letanías
y muchos actos de unión.
El torno y el locutorio
cuida muy bien de cerrar
y así se conservará el fuego
en esta Comunidad.
De las noticias del mundo
nunca dejarás entrar
en este santo recinto
donde yo quiero morar.
Y estas almas felices
así se conservarán
puras, cándidas y humildes
y en santa simplicidad.
Irás en todo delante
en el retiro y fervor
y al ejemplo de la madre
las hijas corren veloz.
Y esta Comunidad
ha de ser huerto cerrado
donde el corazón divino
ha de tener su regalo.
En este mi huertecito
tengo flores tan hermosas
que con su grato perfume
a todo un Dios enamoran.
En él se encuentran claveles,
lirios, violetas, rosas,
azucenas y jazmines
con jacintos y amapolas.
Cuida muy bien de mi huerto
y de plantas tan hermosas
que yo te proveeré mano diestra
para cultivar las rosas.
Aquí vendré a pasear
juntamente con mi esposa
que me mostrará los árboles
floridos con tanta aroma.
Recorreremos el huerto
desde una parte a otra
y veremos si las plantas
están lozanas y hermosas.
Y en medio de este huerto
yo colocaré una fuente
para regar estas plantas
en el tiempo conveniente
Mi divino corazón
derramará su torrente
los tesoros de sus gracias
si tú no impides la corriente.
Y tú, mi querida esposa,
me serás lirio entre espinas
traspasada de dolores
por defender a tus hijas.
Me voy del huerto satisfecho
y contento de mi esposa
quita toda mala hierba
para que crezcan las rosas.
Serás la propagadora
de mi amante corazón
y a todos cuantos tratares
extiendas mi devoción.
No olvides los consejos
que como esposo te doy
y en todo lo que se te ofrezca
acude a mi corazón.